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24 Montevideo
Viernes 6 de Noviembre

CULTURAL   

 EL DIA

Fantasía para piano y orquesta en el Teatro Solís

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por Eduardo Gilardoni
"El compositor actual que no tenga algún rasgo de romanticismo en el corazón, debe carecer de algo fundamentalmente humano". Arnold Schoenberg.
Se estrenó en el Solís y luego se repitió en diferentes iglesias montevideanas, una obra que consideramos fundamental en la literatura musical uruguaya del siglo XX, la Fantasía para piano y orquesta, de Renée Pietrafesa. Más allá de la buena ejecución de nuestra Filarmónica actuando al piano y dirigiendo la autora, importa el clima mágico que Pietrafesa logra con su búsqueda sonora, y el peso que tiene la obra en sí misma en el plano compositivo.
Dice Pietrafesa: "La estructura está basada en cinco elementos que corresponden a estados de ánimo —la música es la conciencia del mundo afectivo— que van apareciendo a lo largo de la obra, sea en forma de contraste o de continuidad, surgiendo cada elemento de los otros. Los cinco elementos son: una celúla rítmica en allegro enérgico dada por el piano solo y luego por la orquesta —sistema del concierto clásico— en diferentes medidas que dan sensación de pregunta o de afirmación.
Acordes de las diferentes familias de instrumentos o del Tutti, como momentos de respuesta o de espera que se va transformando en confirmación. Zonas de investigación sonora a nivel tímbrico, maneras no tradicionales de tocar los instrumentos, como una materia que se va moviendo, haciendo pensar y avanzar. Pulso que va acelerando, dando animus vital hasta llegar a la danza o a lo melódico expresivo. Danza en ritmo común y melodías en solo o en grupo como culminación de los diferentes diálogos." Y además: "Homenaje al piano y a la orquesta romántica en su sentido expresivo de comunicación, de unión y de paz. El toque pianístico integrado a las investigaciones actuales. El touché sensible y matizado en pasajes solos." Para lograr estos efectos Renée Pietrafesa divide el piano en cuatro secciones. En la zona aguda el instrumento está preparado —esto se logra colocando diferentes elementos entre las cuerdas— en este caso con una colección de tornillos. Esta preparación da un timbre diferente, como campanas chinas. Ideal en la zona del medio del piano normal, para poder frasear con toda la riqueza del touché. En la zona grave, combina el teclado normal con algunas notas preparadas para dar profundidad.
Por último tocando en la zona del encordado para dar atmósferas de percusiones.
Dice: "Reeditar la situación del compositor que toca y dirige desde el piano en este caso, como sucedió en otros períodos de la historia de la música, pudiendo así transmitir directamente su sentir. Con humildad y cariño lograr un momento de comunicación sincera, con seriedad profesional, sin perder el sentido lúdico del placer."
La. comunicación sincera se logró, el placer de hacer música también y la humildad y el cariño estuvieron presentes en el diálogo y la respuesta por parte de los músicos, atentos, vigilantes, haciendo buena música. No sólo es la mejor obra que Renée Pietrafesa ha escrito sino una de las mejores obras de nuestra breve historia musical.
El resto del programa estuvo integrado por el concierto para vibráfono y cinco instrumentos (al estilo del concierto de don Manuel de Falla) del americano radicado en Noruega, Rob Waring, en primera audición actuando como solista Jorge Camiruaga. Está muy bien escrito en especial las combinaciones instrumentales con vibráfono solista, logrando efectos rítmicos de corte straviskiano y usando las cuerdas como elemento melódico.

Renée Pietrafesa
Renée Pietrafesa: un estreno revelador

Es claro que el compositor es percusionista por la escritura brillante para el vibráfono, que dio lugar al lucimiento de Jorge Camiruaga. El público no acostumbrado a las sonoridades de la música actual, tuvo un descanso en las cinco canciones al estilo rioplatense de Vicente Ascone, donde el barítono Walter Mendeguía tuvo oportunidad de reeditar sus virtudes
de intérprete integral, y el concertino de invierno de Jaurés Lamarque Pons, un clásico en nuestro siglo XX donde aparece el sentir ciudadano. Muy bien Amílcar Rodríguez Inda como solista de guitarra.
Valió la pena
6 noviembre 1992