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EL PAIS | Montevideo. Viernes 8 de enero de 2010

ESPECTACULOS


Un ámbito diferente para descubrir e interactuar con la mejor música

Pietrafesa. Realizó un ciclo para liceales en su quinta de la Avenida Suárez

=> artículo original o El Pais

Alexander Laluz


Con su orquesta Ars Musicæ, Renée Pietrafesa presentó a lo largo de todo el año pasado un ciclo destinado especialmente a estudiantes de los Bachilleratos Artísticos de Secundaria. Un original proyecto que conjugó la formación y la difusión musical.
El calificativo "original" quizás suene altisonante o pretencioso, sobre todo en un tiempo en el que se habla mucho de pedagogía y educación artística y, en flagrante contradicción, se mantiene la mayor distancia posible del arte. És un mal que parece difícil de erradicar ya que la educación formal —sea en Primaria, Secundaria o en la Universidad— sigue atrapada por la alambicada burocracia académica, y sin visualizar su función en el medio cultural.
Quizás por esta razón este tipo de propuestas —cuyo objetivo es simplemente formar a partir del propio hecho musical—, se conviertan en una bocanada de aire fresco y necesario. Y, al mismo tiempo, se vean irremediablemente confinadas al silencio en la agenda mediática.
Aun conociendo de primera mano este problema, Renée Pietrafesa decidió cartas en el asunto y dispuso la pequeña sala de su quinta de la Avenida Joaquín Suárez (a un cuadra de Bulevar Artigas) para convocar a estudiantes de secundaria y público en general a participar de un ciclo interactivo de conciertos.
En su antigua casona y pocas horas antes de comenzar uno de los ensayos con su orquesta, Renée contó a El País la historia de este proyecto y se explayó sobre sus ideas musicales y pedagógicas.
"En el año 2007 se me ocurrió la idea de presentarle al MEC un proyecto que unía lo musical con mi inquietud de siempre de acercar los niños y jóvenes de nuestro país a un repertorio desconocido por ellos", recordó.
Y en su opinión, ese desconocimiento constituye "una fundamental carencia en sú formación y tiene como una de sus consecuencias, que cada vez tenemos menos concurrencia de ellos a los conciertos".
El proyecto tenía dos elementos básicos para arrancar y proyectarse.
Primero, la orquesta Ars Musicæ, integrada fundamentalmente por músicos jóvenes.

Renée Pietrafesa
En acción. Renée Pietrafesa y su joven orquesta durante el ensayo previo al último concierto que brindaron el año pasado.


Y después, un espacio físico ideal, con setenta lugares y un escenario en el centro, por el que desfilaron desde 1964 nombres históricos como Casal Chapi, Héctor Tosar, Lamarque Pons, Renée Bonnet, Raquel Adonaylo, además de varios intérpretes y compositores uruguayos de las últimas generaciones.
Ese ámbito "sigue siendo un lugar de ensayo de la orquesta y de encuentro con diferentes profesionales que se reúnen para tratar temas de interés general y sobre la educación de nuestros jóvenes", enfatizó Renée.


Ars Musicæ: Es la orquesta con la que Pietrafesa ha sostenido por tres años este ciclo.


"Por ejemplo, de qué manera se les debe ofrecer un concierto, haciéndolos participar, escuchando sus ideas y deseos, y escuchando sobre todo sus razones por las cuales no quieren ir a las salas de conciertos pues no se siente identificados con lo que allí sucede".

Finalmente, el MEC recibió y apoyó la idea de realizar allí un ciclo de conciertos didácticos en los que el público pudiera interactuar con los músicos.
"Tuve muy buena receptividad y me apoyaron desde el Proyecto de Educación Pública y financiado por el Departamento Nacional de Cultura durante los años 2007, 2008 y 2009".
En este tiempo, la orquesta "se ha especializado en lo interactivo que es una de nuestras características de actuación. Responde muy bien y se establece una
relación de jóvenes que dan y que reciben, que va creando un estilo especial de comunicación en la cual todos se pueden identificar".
Este público, recuerda Renée, llega sin mucha experiencia en la llamada "música culta", y "algunos dicen que les aburre o que no tiene letra o que no entienden". Y justamente ahí radica el principal estímulo pedagógico: "hacer que un Allegro de Vivaldi les haga sentir alegría o melancolía un Lento, y al dejarlos hablar, participar con palmas, etc., comienzan a vibrar con la música en sí y al final dicen cosas muy sentidas como por ejemplo: 'yo no sabía que podía tener ganas de bailar o de llorar con este tipo de música'".
Al final, lo simple, sin las "espectacularidades" methodológicas tan caras a ciertas opciones formativas, logra ese olvidado objetivo: la comunicación estética. "Sin duda: se debería encarar una política sistemática justamente en el sentido de abrir nuevos espacios de ensayos y conciertos didácticos y como dije anteriormente con maneras y escuchas nuevas".

Entre Vivaldi, Bach y Piazzolla

* A lo largo de la programación que este ciclo presentó en 2009, uno de los énfasis centrales fue la música barroca. De este extenso repertorio histórico, Ars Musicæ y Pietrafesa han abordado obras de Juan Sebastián Bach, Vivaldi, Pergolesi, Telemann o Quantz.
Pero tampoco han sido obviados algunos compositores fundamentales de otros períodos históricos. Tal es el caso de Eric Satie, un verdadero innovador de fines del siglo XIX y principios del XX, o el alemán Paul Hindemith (compositor usualmente identificado con
el neoclasicismo) con su abigarrado lenguaje expresivo y formal. Y otro campo musical que ha tenido fuerte presencia en estos conciertos ha sido el tango, principalmente con dos creadores clave de su etapa histórica más interesantes: Aníbal Troilo y Astor Piazzolla.
27 abril 2001